El los últimos dos años la atención pública ha estado centrada en distintos reclamos. Según algunos, esas demandas son legítimas exigencias de grupos ciudadanos que hacen valer sus derechos; para otros, en cambio, son manifestaciones manipuladas por grupos de izquierda que buscan hacerle daño a la imagen del primer gobierno de derecha elegido democráticamente desde 1958.
Sin embargo hay algo en el ambiente que solo unos pocos alcanzan a distinguir. Se trata del conflicto vecinal en curso. Si, porque aún cuando en Chile pasa inadvertido, lo cierto es que ya estamos incertos en medio de una crisis internacional con el vecino Perú.
Será este año o el próximo, pero el Tribunal de la Haya dará a conocer su resolución respecto a la demanda por la frontera marítima. ¿Y de ahí qué?. ¿Estará dispuesto Chile a ceder territorio marítimo en caso que el fallo sea desfavorable?. Para un gobierno de derecha tal situación sería una de las más difíciles de enfrentar. Pero, claro, más de alguien podría afirmar con razón que el gobierno de Piñera no es exactamente de derecha. En fin, nadie puede asegurar nada.
Y en medio de toda esta situación, las ff.aa. siguen operando de acuerdo a sus planes. Durante el 2010 y bajo la excusa del bicentenario, se vió en Chile un enorme despliegue de fuerzas de aire, mar y tierra. En el lenguaje diplomático el mensaje era 'estas son nuestra armas...¡y funcionan!'. Claro, porque el gran misterio detrás de los sistemas de armas del 'enemigo' en potencia es su capacidad para desplegarlas, o sea, ponerlas en funcionamiento. Se puede tener 50 aviones, pero ¿cuántos de esos se pueden poner en el aire -y armados- al mismo tiempo?. Además, a fines de 2011 pusieron en órbita un satélite capaz de lograr imágenes de calidad de cualquier lugar de la zona varias veces al día.
Y no es todo. El año pasado comenzaron a aparecer blindados sin numerales de identificación. Y hace pocos días la moda llegó a Valparaíso.
El muelle Part es visitado cada día por miles de personas, otras tantas hacen el típico paseo en lancha por el puerto. Pero ¿cuántos logran ver algo especial ahí?.
Esta foto es del fin de semana:
Los buques de la escuadra (en la foto se ven unas fragatas Duke Class) han borrado sus numerales identificatorios. La mayoría ni se da cuenta, pero eso no se veía desde 1978.
martes, 21 de febrero de 2012
jueves, 16 de febrero de 2012
El regreso del hada verde
El regreso del hada verde
Esta no es la sección de mitos y leyendas, lo que mueve a esta columna es algo más sencillo y mundano: “copete” en su expresión potente y controversial.
La absenta o ajenjo es, según wikipedia, “…una bebida alcohólica de ligero sabor anisado, con un fondo amargo de tintes complejos debido a la contribución de las hierbas que contiene, principalmente Artemisia absinthium”. Un método común de preparación consiste en tomar alcohol destilado de uva en concentraciones de 80 o 90 grados dejando macerar en él una mezcla de hierbas compuesta, entre otras, por anís y la ‘absenta’(que también es una hierba). Después de algunos días, el preparado se vuelve a pasar por un alambique de cobre para realizar una nueva destilación. El líquido resultante, transparente y anisado, nuevamente es dejado reposar con hierbas para que adquiera una tonalidad verde.
La fama y controversia de la absenta o ajenjo es legendaria. Fue el licor de moda en el París de fines del siglo XIX y sirvió de inspiración a poetas y pintores de la época. Famosa es la pintura de Edgar Degas titulada “El Ajenjo”. También poetas como Verlaine y Rimbaud sucumbieron a su encanto. Oscar Wilde (el poeta inglés, no el calerano homónimo) escribía al respecto: ¿Cuál es la diferencia entre un vaso de absenta y una puesta de sol? ("What difference is there between a glass of absinthe and a sunset?").
La polémica surgió cuando la absenta fue acusada de provocar alucinaciones y locura. A ello contribuyó el caso de Vincent van Gogh que, embriagado de absenta, se cortó una oreja para regalársela a una prostituta (parece que a nadie se le ocurrió pensar que probablemente el hombre estaba mal de la cabeza desde antes). Quizá la presión de la industria del vino en Francia ayudó, el hecho es que la producción de absenta fue prohibida en 1910.
En Chile la prohibición se mantuvo hasta 1978. Desde entonces, su preparación es posible toda vez que, por la vinculación del derecho, es posible hacer todo lo que no está prohibido. El año pasado, un decreto reguló su producción, aún cuando en Talcamávida se está haciendo absenta desde el 2005. En ese lugar, Eric Caballero está produciendo distintas variedades de absenta. Tal como él mismo dice: "Hacemos absinthe de verdad, no sucedáneos y nuestras variedades son únicas en el mundo. Sólo nos concentramos en absinthe de grado o tipo suisse , es decir, el grado más alto de calidad entre los tipos clásicos…”.
Así, y a propósito de la entrada en vigencia de la tolerancia cero para los conductores que beben, ni se le ocurra tomar absenta antes de manejar, no vaya a ser cosa que se le cruce un hada verde en el siguiente semáforo.
Esta no es la sección de mitos y leyendas, lo que mueve a esta columna es algo más sencillo y mundano: “copete” en su expresión potente y controversial.
La absenta o ajenjo es, según wikipedia, “…una bebida alcohólica de ligero sabor anisado, con un fondo amargo de tintes complejos debido a la contribución de las hierbas que contiene, principalmente Artemisia absinthium”. Un método común de preparación consiste en tomar alcohol destilado de uva en concentraciones de 80 o 90 grados dejando macerar en él una mezcla de hierbas compuesta, entre otras, por anís y la ‘absenta’(que también es una hierba). Después de algunos días, el preparado se vuelve a pasar por un alambique de cobre para realizar una nueva destilación. El líquido resultante, transparente y anisado, nuevamente es dejado reposar con hierbas para que adquiera una tonalidad verde.
La fama y controversia de la absenta o ajenjo es legendaria. Fue el licor de moda en el París de fines del siglo XIX y sirvió de inspiración a poetas y pintores de la época. Famosa es la pintura de Edgar Degas titulada “El Ajenjo”. También poetas como Verlaine y Rimbaud sucumbieron a su encanto. Oscar Wilde (el poeta inglés, no el calerano homónimo) escribía al respecto: ¿Cuál es la diferencia entre un vaso de absenta y una puesta de sol? ("What difference is there between a glass of absinthe and a sunset?").
La polémica surgió cuando la absenta fue acusada de provocar alucinaciones y locura. A ello contribuyó el caso de Vincent van Gogh que, embriagado de absenta, se cortó una oreja para regalársela a una prostituta (parece que a nadie se le ocurrió pensar que probablemente el hombre estaba mal de la cabeza desde antes). Quizá la presión de la industria del vino en Francia ayudó, el hecho es que la producción de absenta fue prohibida en 1910.
En Chile la prohibición se mantuvo hasta 1978. Desde entonces, su preparación es posible toda vez que, por la vinculación del derecho, es posible hacer todo lo que no está prohibido. El año pasado, un decreto reguló su producción, aún cuando en Talcamávida se está haciendo absenta desde el 2005. En ese lugar, Eric Caballero está produciendo distintas variedades de absenta. Tal como él mismo dice: "Hacemos absinthe de verdad, no sucedáneos y nuestras variedades son únicas en el mundo. Sólo nos concentramos en absinthe de grado o tipo suisse , es decir, el grado más alto de calidad entre los tipos clásicos…”.
Así, y a propósito de la entrada en vigencia de la tolerancia cero para los conductores que beben, ni se le ocurra tomar absenta antes de manejar, no vaya a ser cosa que se le cruce un hada verde en el siguiente semáforo.
¿Quién pasa por La Calera?
Parece que mañana sale en El Observador. La columna está limitada a 2500 caracteres, por eso no puedo ahondar en la idea. A ver si quedó claro lo que quice decir:
No cabe duda que las inversiones públicas realizadas en Quillota en los últimos años han cambiado el rostro de la ciudad. El eje Condell se ha transformado en una obra emblemática y casi de tanta trascendencia histórica como lo fue en su momento la llegada del ferrocarril. También ha sido muy significativa la repavimentación del camino troncal, obra que ha dado un fuerte impulso a la comuna de La Cruz. Pero, ¿qué pasa con La Calera?.
De acuerdo al último censo (2002), La Calera era la segunda ciudad de la provincia y demográficamente hablando, no estaba a demasiada distancia de la capital provincial. De hecho, si tomamos lo que corresponde a población urbana, las “ciudades” (y no comunas) de La Calera y Quillota diferían en poco más de diez mil habitantes.
La Calera tiene el potencial de convertirse en una ciudad modelo. Posee una de las mayores densidades demográficas de la región, esto quiere decir que en poca superficie logra concentrar a su población. Lo anterior no es menor, ya que uno de los factores que más influye en la calidad de vida en las áreas urbanas es el tiempo que toman los desplazamientos dentro de ellas. Está también su ubicación privilegiada, justo en una encrucijada de caminos y destinos: norte-sur; costa-interior.
El mercado y el ojo de los inversionistas han visto ese potencial y explican la gran inversión privada realizada por cadenas del retail nacional. Sin duda, estas inversiones también le han cambiado el rostro a la antigua urbe cementera.
Pero lo que no aparece en La Calera es la inversión pública. A diferencia de lo que viene ocurriendo en comunas vecinas, el Estado no ha hecho inversiones significativas en el espacio urbano calerano. Por mucho tiempo se han postergado obras que deberían ser una realidad: un segundo puente sobre el Aconcagua, un nuevo eje de desplazamiento como alternativa a calle Carrera y por qué no, un estadio a la altura de un equipo de primera división. Incluso el hospital biprovincial debería estar, por motivo de equidistancia geográfica, en un área cercana a La Calera.
Hace poco El Observador hacía notar que hasta los ministros no pasaban por La Calera. Pero seamos justos, esto viene ocurriendo hace tiempo y es inexplicable. No hay ninguna razón para que la ciudad cementera no tenga espacios (y subsidios) de renovación urbana, avenidas repavimentadas y obras públicas a la altura de su dinamismo. Resulta impresentable incluso que ni siquiera la municipalidad cuente con un edificio propio y digno de su labor.
Ojala que las elecciones municipales de este año abran un debate respecto a este tema y que esta vez, las autoridades si pasen por La Calera.
No cabe duda que las inversiones públicas realizadas en Quillota en los últimos años han cambiado el rostro de la ciudad. El eje Condell se ha transformado en una obra emblemática y casi de tanta trascendencia histórica como lo fue en su momento la llegada del ferrocarril. También ha sido muy significativa la repavimentación del camino troncal, obra que ha dado un fuerte impulso a la comuna de La Cruz. Pero, ¿qué pasa con La Calera?.
De acuerdo al último censo (2002), La Calera era la segunda ciudad de la provincia y demográficamente hablando, no estaba a demasiada distancia de la capital provincial. De hecho, si tomamos lo que corresponde a población urbana, las “ciudades” (y no comunas) de La Calera y Quillota diferían en poco más de diez mil habitantes.
La Calera tiene el potencial de convertirse en una ciudad modelo. Posee una de las mayores densidades demográficas de la región, esto quiere decir que en poca superficie logra concentrar a su población. Lo anterior no es menor, ya que uno de los factores que más influye en la calidad de vida en las áreas urbanas es el tiempo que toman los desplazamientos dentro de ellas. Está también su ubicación privilegiada, justo en una encrucijada de caminos y destinos: norte-sur; costa-interior.
El mercado y el ojo de los inversionistas han visto ese potencial y explican la gran inversión privada realizada por cadenas del retail nacional. Sin duda, estas inversiones también le han cambiado el rostro a la antigua urbe cementera.
Pero lo que no aparece en La Calera es la inversión pública. A diferencia de lo que viene ocurriendo en comunas vecinas, el Estado no ha hecho inversiones significativas en el espacio urbano calerano. Por mucho tiempo se han postergado obras que deberían ser una realidad: un segundo puente sobre el Aconcagua, un nuevo eje de desplazamiento como alternativa a calle Carrera y por qué no, un estadio a la altura de un equipo de primera división. Incluso el hospital biprovincial debería estar, por motivo de equidistancia geográfica, en un área cercana a La Calera.
Hace poco El Observador hacía notar que hasta los ministros no pasaban por La Calera. Pero seamos justos, esto viene ocurriendo hace tiempo y es inexplicable. No hay ninguna razón para que la ciudad cementera no tenga espacios (y subsidios) de renovación urbana, avenidas repavimentadas y obras públicas a la altura de su dinamismo. Resulta impresentable incluso que ni siquiera la municipalidad cuente con un edificio propio y digno de su labor.
Ojala que las elecciones municipales de este año abran un debate respecto a este tema y que esta vez, las autoridades si pasen por La Calera.
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